El Viaje de Ser Niño.
- Mauricio Maita Herbas
- 12 abr 2024
- 2 Min. de lectura

Ser niño, es, ser el pincel más delicado y vibrante en el vasto lienzo de la vida. Es un tiempo marcado por la inocencia, la curiosidad desbordante y la capacidad de maravillarse ante las cosas más simples e insignificantes. Pero también es un camino atravesado por desafíos inimaginables, donde la realidad puede ser tan cruda como hermosa.
Desde las calles polvorientas de África hasta los bulliciosos callejones de las ciudades modernas, los niños de todo el mundo tejen historias de resistencia, esperanza y sueños.
Ser niño significa enfrentar la realidad despiadada de la pobreza y el hambre. Son aquellos que no conocen la comodidad de un hogar cálido ni la certeza de una comida nutritiva. Ni el cálido y seguro abrazo de un padre antes de dormir; ni el tierno bezo en la frente de una madre en una noche de fiebre. Para ellos, la infancia es una batalla diaria por la supervivencia, donde la inocencia se mezcla con la lucha por la existencia misma.
Otros, pasan sus días en fábricas clandestinas, donde el sonido de las máquinas ahoga el eco de su risa. Sus manos pequeñas y ágiles trabajan incansablemente para sostener a sus familias, sacrificando su infancia en el altar de la necesidad. Cambiando un carrito por un martillo, un muñeca por un balde de agua y un trapo; un parque verde y florido lleno de sol, por una factoría de polvorientos pisos y sarros muros.
A pesar de las dificultades, encuentran la fuerza para perseguir sus sueños. Los que lustran zapatos en las calles llenas de violencia mientras sueñan con un futuro diferente. Son los que, contra viento y marea, se aferran a la promesa de la educación como un faro de esperanza en un mar de incertidumbre, con un cuaderno y lápiz consumidos por el sudor de sus delicadas manos.
En cada rincón del mundo, la infancia es un reflejo de la diversidad humana, de lo complejo de su cultura, sus prejuicios y necesidades. Es un recordatorio conmovedor de nuestra capacidad para adaptarnos y florecer en circunstancias diversas. Pero también es un llamado de atención, una invitación a reflexionar sobre nuestro papel en la creación de un mundo donde todos los niños, sin importar su origen o circunstancias, tengan la oportunidad de crecer y prosperar.
Mientras celebramos la belleza y la inocencia de la infancia, recordemos también nuestra responsabilidad compartida de proteger y nutrir a los niños de todo el mundo. Porque en cada niño late el corazón de un futuro lleno de posibilidades, y es nuestro deber asegurar que ese futuro sea brillante y lleno de esperanza para todos.
¡Feliz día del niño!
----------------------------------------
Redacción: Mauricio Maita Herbas
Imagen: IArte (Presncia)
Comments